Inteligencia antificial: WYSIWYG de la nuez

Un magnífico texto elaborado por Tyler Durden y Stephen J. Gould.

     El otro día iba yo andando por el parque y me murí. Entonces empecé a ver cosas muy extrañas: niños con cabeza de perro y yoyós cuadrados. Uno de esos yoyós comenzó a perseguirme, y yo corrí y corrí sin rumbo. Llegué ante una línea en la que ponía "NO PASAR" y el yoyó me iba a alcanzar. Sabía que no debía hacerlo, no quería hacerlo, pero el yoyó cada vez estaba más y más cerca de mí. Así que me di media vuelta y me comí el yoyó. Cuando me di la vuelta, la línea se había convertido en un cristal, en el que podía ver el interior de mi estómago con el yoyó dentro, girando y girando sin cesar. Las esquinas del yoyó comenzaron a rasgar mi estómago y ví cómo la hemorragia interna se extendía y se extendía. Desesperado y aterrorizado por el miedo, salté hacia el cristal, y lo atravesé, y entonces ví la cosa más increíble de mi nueva "no-vida": una caseta de perro del tamaño de un castillo. En la pared delantera estaba escrito el número primo 119237, junto a 3 signos raros que no entendía. Coloqué la mano sobre el primer símbolo y en ese instante el yoyó que estaba desgarrando mis entrañas desapareció. Entonces decidí que nunca más comería yoyós salvajes. Me sentía somnoliento y extrañamente liviano, y no sabía por qué... pronto me di cuenta de que la razón era que tenía diarrea. Pero la idea que en aquél momento me atemorizaba era ¿cómo puedo tener diarrea si estoy muerto? Esa idea sustituyó a la anterior duda vital que había soportado toda mi vida: ¿quién cojones es gilipollas y por qué me confunden con él? -- Ya está, no tengo más tiempo para leer, así que cerré el libro súbitamente, y un golpe seco resonó en la enorme galería vacía de la biblioteca. Llegaba tarde al trabajo, así que corrí y corrí a través del parque. Por alguna extraña razón, supe que no iba a llegar a tiempo, así que me detuve en seco y convoqué a mi amigo el renacuajo mágco gigante y alado para que me llevara sobre su asquerosa grupa. No, espera, eso era lo que me estaba imaginando; en realidad salté sobre un vuejo que estaba recogiendo su bastón mientras le espoleaba los riñones. El muy cabrón siempre me pedía dinero, siempre me pedía comida y lo peor, lo que nunca soporto... ¡¡¡ME GRITABA!!! Así que le pequé un tarisco en la oreja a lo Tyson y le grité directamente a su oído ensangrentado: ¡¡¡¡¡NO, NO NOOOO... A LA MESA NOOOOOOO!!!!! El anciano no hacía más que patalear y resoplar entre grito y grito: decidí que no merecía más mi antención. Pero yo no estaba de acuerdo, estaba confundido, y el puto viejo comenzó a pedir ayuda; y lo que es peor, comenzó a gritar. Y pensé: "seguro que es más divertido si grita sólo por la nariz"; así que saqué mi grapadora y le decoré los labios. Pero entonces me di cuenta de que el viejo tenía muchos mocos y no podía respirar por la nariz... "joder, y le acabo de grapar la boca" pensé. Así que le abrí un nuevo respidaredo en la garganta de un mordisco -- Cuando el viejo pasó de largo me di cuenta que todos estos años de terapia no habían servido de mucho, seguía imaginándome la misma mierda de siempre. Y además se me hacía cada vez más tarde, así que decidí coger el bus. La parada estaba vacía, algo muy extraño pensé, ya que siempre solía estar llena de duendecillos verdes. No le di mayor importancia, y me subí al primer bus que llegó. Me sorprendió el anuncio que tenía pintado, en el que ponía: "Cucurrucucu, paloma linda". Subí al bus y me senté junto a una tía muy buena que iba vestida con un traje totalmente transparente, a excepción del ombligo; No, espera, estoy imaginando otra vez, en realidad iba vestida con un chandal de los que venden los "tanitos" en los mercadillos, marca ARDIDAS. Ella me miró despreocupadamente, al principio, pero después se dio cuenta de algo, giró la cabeza hacia mí e intentó decirme algo... pero no podía porque se puso a vomitar la mayor pota que he visto jamás. Definitivamente, podría decirse que núnca sabría por qué confundía la realidad con mi fantasía.